Entendemos por abducción una especie de secuestro temporal de un ser extraterrestre a un ser humano. Como realmente fiable sólo obtenemos esta definición, ya que la mayoría de las personas que sufren este fenómeno no recuerdan nada sobre el contacto que mantuvieron con los alienígenas. Solamente en Estados Unidos la cifra de supuestas abducciones supera el millón de casos, lo que algunos expertos se han apresurado a denominar “paranoia en grupo”.....
El objeto de estas abducciones es desconocido, los más aficionados a lo paranormal indican que la intención de estos seres es crear híbridos, otros que forman parte de proyectos científicos del gobierno. Budd Hopkins, considerado un especialista en la materia, entiende que “Los extraterrestres están resolviendo un problema propio con la ayuda involuntaria de los humanos, que sirven de materia prima genética en sus experimentos”.
Todos los que experimentaron este suceso tienen amnesia desde el momento en el que perciben una fuerte luz hasta que se despiertan en ese mismo lugar. Normalmente hay indicios de lo que pudo ocurrir, como marcas en el cuerpo o posteriores sueños, sin embargo, tienen que ser sometidos a sesiones de regresión hipnótica para conocer realmente lo que pasó. En estas sesiones, las víctimas del secuestro coinciden en algunos puntos, por ejemplo, la parálisis que sufría su cuerpo tendido en una camilla mientras unos seres examinaban su anatomía. Otros testimonios resultan más increíbles como aquellos que afirman haber mantenido relaciones sexuales con extraterrestres o haberse comunicado telepáticamente con ellos.
Distintoscasos y similares patrones
Los informes de abducción han crecido progresivamente desde 1961, cuando se dio el primer caso con el matrimonio de Barney y Betty Hill (imagen izquierda). La medianoche en la que volvían a New Hampshire ambos afirman que eran seguidos por un “objeto luminoso con forma de anillo, aletas y dos hileras de ventanas”. Cuando intentaron escapar se vieron inmersos en una neblina hasta volver a despertar dos horas más tarde sin recordar nada. Durante el tratamiento hipnótico describían seres de metro y medio de alto sin pelo y ojos ovalados parecidos a los de un gato. Ella explica concretamente que tomaron muestras de epidermis y que se vio sometida a una especie de prueba de embarazo, ya que le insertaron una aguja a la altura del ombligo.
Otro de los casos más célebres que incluso inspiró un libro y una película es el de Travis Walton. En 1975, Walton y seis compañeros más regresaban a Snowflake (Arizona) cuando divisaron una fuerte luz entre los árboles. Se detuvieron, según ellos se encontraban ante “un disco metálico que flotaba resplandeciente en el aire”.
Travis se intentó acercar lo máximo posible a la fuente de luz mientras desde la furgoneta le avisaban del peligro. Cuando quiso retroceder, un rayo de luz azul golpeó su espalda para posteriormente desaparecer. Cinco días más tarde encontraron a Travis delirando en las afueras de la ciudad, semidesnudo y deshidratado. Tras unos meses de recuperación relataba así lo ocurrido: “Vi criaturas inclinadas sobre mí. Les golpeaba pero estaba tan débil que me derrumbé. Me arrastraron hasta una mesa, me aplicaron una mascarilla y me desvanecí”. La importancia del caso de Travis Walton (en la imagen derecha) radica en los testigos del fenómeno (que improbablemente sufrieron una alucinación simultánea) y en el tiempo que se mantuvo desparecido, cinco días, cuando otras de las víctimas pierden la conciencia sólo durante unas horas. Sin embargo, la cantidad de denuncias sobre incidentes de este tipo que hubo posteriormente dejaron este caso como pura inventiva o una moda sensacionalista pasajera.
En España también se conocen más acontecimientos de este tipo. Por ejemplo, en Murcia un hombre de 40 años de edad llamado Joaquín siempre sospechó que había mantenido contacto con seres de otro planeta en algún momento de su vida, sobre todo por las numerosas visiones de ovnis que había tenido incluso en presencia de su mujer. En 1996 acudió a un psicólogo para intentar recordar la experiencia de la que sospechaba. En la sesión con el especialista en regresiones Pedro Jara, describía los experimentos anatómicos de la misma manera que otras víctimas anteriores, pero sorprendentemente cuando se le preguntó su edad, respondió que tenía ocho años. Los extraños acontecimientos de su vida recibían explicación al saber que en su infancia inició el contacto con estos seres. Según las teorías del doctor James Harder, un alto porcentaje de los adultos abducidos lo fueron también durante su niñez.
En la provincia de Málaga hay otros casos de abducción a niños. En 1975, Carmen Romero sufrió los síntomas básicos de una abducción y se mantuvo desparecida durante veintidós horas en la localidad de Teba. Parecido caso al de Francisco Suárez, un niño pastor analfabeto que tras años de misterio por su desaparición, regresó cuando había aprendido a leer y escribir comentando que había pasado ese tiempo con amigos extraterrestres. Sin duda, las coincidencias y diferencias entre cada caso nos hacen pensar en una posible reacción en cadena, es decir, personas que sufren alucinaciones se han convencido realmente de ello y posteriormente otras han mentido para conseguir aparecer en los medios.
Investigaciones y detractores de la ufología
El primer debate científico con el propósito de sacar conclusiones serias a este tipo de asuntos se produjo en 1992 en el Congreso de investigación de Abducciones de Massachussets. En él, llegaron a la conclusión de que la similitud de los testimonios hacía de las abducciones un hecho evidente, ya que en caso de ser delirios o fantasías, las diferencias entre los casos impedirían la repetición de estos patrones. El presidente del Congreso, el Dr. John Mack (imagen izquierda) centra sus investigaciones en los sospechosos implantes que han sufrido varias de las víctimas. Con la localización del escáner, se pueden percibir elementos que no constaban en el cuerpo antes del supuesto contacto extraterrestre. Por ejemplo, se dan apariciones de sondas en orificios nasales y mandíbulas o cicatrices como en el caso de Debra Tomey (imagen inferior).
Otros de los expertos que formaron parte de la reunión como Ted Bloecher y Budd Hopkins realizaron un exhaustivo estudio sobre 19 casos de abducción entre los que encontraron siete personas que tenían grandes cicatrices fruto, al parecer, de una posible biopsia. Estos investigadores intentan demostrar el carácter físico que tienen estas experiencias y los efectos que tienen sobre aquellos que las sufren, por lo que descartan cualquier tipo de trastorno mental.
Los más escépticos ante todas estas teorías atacan diversos puntos de las mismas, además de la posible reacción en cadena de los testimonios que antes se comentaba. Phil Klass afirma que todas estas declaraciones no son más que la muestra del efecto que causa en nosotros la televisión y los medios de comunicación, además la experiencia puede resultar un delirio provocado por el propio especialista en regresión hipnótica. Este punto es otro de los más apetecibles para la crítica. Kevin Mclure, investigador físico, asocia las sesiones de hipnotismo con psicólogos no cualificados que animan a los pacientes a responder e inventar datos sobre acontecimientos que nunca tuvieron lugar. Incluso apunta al Síndrome de la Falsa Memoria como el creador de ese testimonio irreal para cubrir algún trastorno psíquico infantil.
Por último, la Dra. Blackmore acuñó la teoría de la estimulación artificial. Se basa en la posible inducción de estas experiencias paranormales mediante la estimulación de los lóbulos temporales. Para demostrarlo creó un generador de campos magnéticos que tras ser aplicado sobre la parte posterior del cerebro, simulaba un secuestro por extraterrestres. En esta línea, Albert Budden afirma que los abducidos son especialmente sensibles a estas radiaciones, que curiosamente también emite la atmósfera, por lo que las experiencias no son más que el resultado de estas alteraciones y estimulaciones......
Extraído de: http://www.planetaoculto.com
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