Lo paranormal en el laboratorio

sábado, 28 de junio de 2008 by ]: Back Man :[

Durante el Primer Encuentro Nacional de Investigadores del Fenómeno Paranormal, organizado en Vigo por el Centro de Estudios Psicobiofísicos de esta ciudad, se dieron cita casi una treintena de estudiosos de la parapsicología. A puerta cerrada y sin público, se presentaron los trabajos más ambiciosos de la parapsicología española, con objeto de elaborar el proyecto del primer Máster en Parapsicología impartido en una universidad nacional. Entre los presentes había nombres tan prestigiosos como el de José María Pilón, Sol Blanco Soler, Josep Guijarro, Clara Tahoces o Manuel Gómez Ruiz. Cada uno de los presentes expuso un trabajo, realizado en el campo de la parapsicología científica, destinado a engrosar el informe, con lo mejor de la investigación española.



Entre todos ellos uno destacó especialmente por su ambición académica: el correspondiente al Grupo de Estudios Hipergea, que fue presentado por el autor de este artículo debido a que el director del equipo, José Antonio Lamich, no pudo acudir a la cita. El expediente contenía un exhaustivo estudio sobre sus investigaciones en torno a las capacidades psicokinéticas de la mente humana y a las investigaciones que su equipo había realizado para localizar el mecanismo parapsíquico que produce los fenómenos paranormales. Se trata de una búsqueda sin precedentes en la historia de la parapsicológica española.



José Antonio Lamich nació en Barcelona, el 25 de agosto de 1939. Desde muy joven sintió una auténtica devoción por la ciencia y la filosofía, y también estudió de forma autodidacta astronomía, paleontología, psicología, arqueología y cosmología, entre un largo etcétera. A principios de los años setenta comienza a colaborar en revistas como Algo y Karma-7. Sería precisamente la editorial Karma-7 la que en 1975 publicaría su libro Las incógnitas del planeta, dedicado a su hija Marina Lamich, quien, con el paso de los años, seguiría los pasos de su padre, publicando algunos artículos en los cuadernos de investigación de Hipergea.



Los citados cuadernos comienzan a editarse a principios de los ochenta, época en la que Lamich colaboraba con el Instituto de Ciencias Parapsicológicas Hispano Americano, del que terminaría independizándose a mediados de esa década para dedicarse en exclusiva a la investigación de laboratorio. Para ello se rodeó de un equipo de media docena de académicos, médicos, biólogos y químicos con los que realizaría trabajos extraordinarios, nunca antes soñados en la parapsicología española.



¿Por qué la mente mueve objetos a distancia?

Cuando Lamich me escogió como portavoz de Hipergea en el encuentro de investigadores, no imaginaba la audacia de sus afirmaciones. En el informe que me remitió afirmaba, entre otras cosas, haber descubierto cómo funciona el mecanismo neuronal que genera los fenómenos paranormales.



Ya en la década de los ochenta, el Dr Clapiers, también colaborador de Hipergea, había apuntado la hipótesis de que el tálamo es una de las piezas clave del cerebro humano, responsable de los fenómenos psicokinéticos. Clapiers basaba sus afirmaciones en dos hechos que habían tenido lugar en Londres y París, respectivamente. Por un lado, en el London Hospital se había informado de la existencia de fenómenos paranormales en los pabellones del centro en que estaban alojados enfermos con anomalías en la citada zona del cerebro. Por otro, en la Facultad de Medicina Francesa se habían realizado autopsias a enfermos mentales que supuestamente poseían capacidades paranormales, descubriendo que su tálamo había sufrido un crecimiento anómalo, llegando a pesar 30 gramos más de lo normal, y a crecer un centímetro y medio por encima de la media.



Siguiendo esta pista, Lamich llegó a escribir: “Creemos que el oxígeno de las neuronas talámicas es el factor desencadenante del fenómeno psíquico-paranormal” (Hipergea nº4, pág.3). Sin embargo, pocos años después aquellas informaciones fueron desmentidas, e Hipergea abrió otra línea de investigación. Así lo recordaba Lamich: “Nosotros creíamos que el origen de la fenomenología PSI provenía del tálamo, que era el que, cuando concurría el fenómeno, emitía esa radiación que nosotros llamamos parapsíquica. Más tarde nos llegaron unas informaciones de Francia desmintiendo esta teoría, y nuevos datos de EE.UU. sobre el neocórtex, porque se había observado que cuando se producen ataques epilépticos hay una fuerte emisión de energía, y una alteración de la zona neural del neocórtex. Entonces orientamos nuestras investigaciones por este camino. Cuando sugerimos que lo que provocaba esta energía PSI era una emisión de ozono que concurría en el cerebro, se nos echó todo el mundo encima. Luego se demostró que en el cerebro hay varias glándulas que generan ozono. No íbamos tan desencaminados”.



La gran suerte es que contaron con una persona que tenía una facultad parapsíquica, hecho que les permitió comprobar su hipótesis en el laboratorio. Esta facultad aumentó, llegando a elevar objetos, con lo que, sirviéndose de una serie de instrumentos, pudieron observar los objetos mientras éstos se elevaban.



Lo increíble es que, según consta en los Cuadernos de Investigación de Hipergea, no sólo consiguieron repetir en condiciones de laboratorio diferentes experimentos telekinéticos, como la levitación de diferentes objetos o el análisis de una vistosa fotografía de la Síndone de Turín, sino que lograron fotografiar el campo energético PSI que rodeaba el objeto haciéndolo contradecir la Ley de la Gravedad. “Hemos conseguido elevaciones telekinéticas de un objeto ovoide, que como máximo se ha elevado 20 centímetros, en vertical, sobre la plataforma, dedicándole tan sólo 90 segundos de observación. Sólo en dos ocasiones creímos ver, y digo creímos porque hasta el momento no hay ninguna muestra palpable de su existencia real, un halo ondamétrico que rodeaba el objeto suspendido. Esto nos dio mucho ánimo, porque eso quería decir que la energía que surge del cerebro, forzando al objeto a elevarse, consigue crear una energía en torno al elemento que, sencillamente, tiene un efecto contragravitacional.” Para el equipo de Lamich está claro que la mente humana es la que produce todos los fenómenos paranormales: “Estamos convencidos de que la energía psíquica proviene de la mente humana”.



Ectoplasmas que se “materializan”

Otro de los experimentos más extraordinarios realizados por Hipergea consiste en la producción y posterior análisis de una formación ectoplasmática. Esta sustancia legendaria, presente con frecuencia en las reuniones con médiums de principios del siglo XX, escasea en las sesiones espiritistas actuales, y en el caso de Hipergea no fue generada exactamente en una sesión espiritista.

“En aquella ocasión –recuerda Lamich- la psíquica tenía unas connotaciones muy particulares, con un familiar fallecido. No es que se pusiera en contacto con él, sino que la simple concentración en la imagen de ese familiar hizo que brotase su energía psíquica. En ese momento se produjo una especie de prolongación bioquímica de su lengua, y uno de los médicos cortó el objeto con unas tijeras. Al hacerlo, la psíquica se desmayó. El médico descubrió en su mano un objeto brillante. Lo pusimos en una cápsula de Petri y efectuamos todo tipo de análisis. Según nuestros resultados, aquello que se había proyectado de la boca de la psíquica era una prolongación lingual; las células eran células epiteliales linguales que no habían terminado de formarse. Así lo certificaron los médicos, químicos y biólogos que lo analizaron.”



Aquella muestra se obtuvo el 15 de octubre de 1983 en Barcelona. Pasados seis meses del experimento, la masa ectoplásmica, que medía 13 centímetros cuando se recogió, había encogido hasta quedarse en sólo 3,5 cm. por 1,2 cm., al mismo tiempo que había perdido su luminosidad fluorescente, convirtiéndose en una masa blanco-amarillenta de textura endurecida y apariencia cartilaginosa. Por su parte, el detector Geiger captó una pequeña radiación con oscilaciones de 7 cuentas/mt. en el ectoplasma. Y la imagen infrarroja también mostró anomalías.



Lamich sabe mejor que nadie el esfuerzo y dedicación que requiere la experimentación de laboratorio. Antes de obtener un éxito tan extraordinario son necesarias cientos de pruebas fallidas, y por esa razón se muestra profundamente escéptico en lo que respecta a otros análisis químicos de supuestos ectoplasmas presentados por algunos investigadores. “No sé si es un exceso de duda –dice-, pero no me creo nada de los demás. Nosotros hemos sido siempre muy serios, muy estrictos y muy lógicos con todo lo que hemos hecho, y así lo hemos demostrado durante años a las universidades con las que hemos trabajado. Todos los datos que recogemos de libros, revistas, etc., no nos los creemos a pies juntillas; primero los demostramos. El cerebro es muy poderoso, y puede hacer ver cualquier cosa. Si los experimentos no están hechos en condiciones de control, no son válidos.”



Vida extraterrestre

Las investigaciones de José Antonio Lamich no se han limitado al campo paranormal; Hipergea ha aportado también inquietantes informes técnicos sobre la vida extraterrestre. Tras analizar un meteorito caído en Barcelona en 1969, publicaron un extenso informe donde afirmaban haber encontrado en este meteorito elementos orgánicos de presunto origen extraterrestre. Así nos los explica el propio Lamich: “En el meteorito del Turó de la Peira, que cayó en noviembre de 1969, descubrimos, después de muchos años de investigaciones, dos microesporas cristalizadas que, después de mucho tiempo de estar buscando alguna similitud tipológica con las de la Tierra, se llegó a la conclusión de que provenían del espacio.” Lamich cree que podría tratarse de vida extraterrestre muy básica, tan sólo el inicio de la cadena.



Poco antes del desarrollo de esta entrevista, que se desarrolló en el domicilio de Lamich, en Barcelona, el investigador había efectuado un nuevo análisis del meteorito del Turó de la Peira, descubriendo otros elementos sorprendentes. Lamich conservaba unas plaquetas y, al examinarlas de nuevo, comprobó que “habían aparecido unas herborescencias que jamás se han dado en ningún tipo de meteorito y que tenían un gran paralelismo con las herborescencias del reino vegetal”. Incluso detectó cristalizaciones, completamente lisas y pulidas, que tampoco se habían observado antes en meteorito alguno. Un hecho que vendría a apoyar la teoría de que los condritos carbonosos contienen los elementos necesarios para que en ellos se genere la vida.



La Atlántida y otros misterios

Hipergea cuenta con unas posibilidades que son envidiadas por todos los investigadores de los fenómenos anómalos en España. El hecho de que la mayoría de sus componentes pertenezca a la comunidad científica y académica catalana pone a su disposición instrumentos, laboratorios y analistas dispuestos a aceptar lo improbable y, sobre todo, con una apertura de mente que no es normal en el ámbito científico. No es de extrañar que, por estas razones, los estudiosos independientes –entre ellos el autor de este artículo- hayamos cedido en ocasiones a Hipergea material supuestamente paranormal para su estudio químico o biológico.



Fue así como el grupo acometió el análisis del conocido como “melocotón alquímico”, un fruto que supuestamente habría sido trasmutado en la Edad Media y que hoy se conserva como reliquia en el Monasterio de San Cugat del Vallés (Barcelona). Entre otras pruebas científicas, fue sometido hasta a 56 escáneres.



No sólo los fenómenos alquímicos han pasado por los laboratorios de Hipergea. Quizá una de sus contribuciones menos conocidas sea la desarrollada en el campo de la arqueología, otra de las pasiones de José Antonio Lamich. En numerosas ocasiones, los técnicos de Hipergea han utilizado sus laboratorios para analizar piezas arqueológicas recogidas por los miembros del grupo durante sus viajes por todo el mundo. Uno de los informes más interesantes y originales, publicado en el número 41 de Cuadernos de Investigación, hace mención a algunas piezas arqueológicas, y restos de tejido, recuperados en la llanura de Nazca, en Perú, cerca de las famosas “pistas”.



Amparadas en los resultados de esos análisis, las conclusiones de Hipergea desmitifican completamente las imaginativas teorías de Erich von Däniken en relación a las populares “pistas de Nazca”. Lejos de considerar a las líneas peruanas como un ovni-puerto, Hipergea apunta más a un enorme telar realizado con funciones funerarias.



Precisamente en Perú, miembros del grupo pudieron analizar también algunas de las famosas piedras de Ica, popularizadas por el Dr. Javier Cabrera, ya fallecido, descubriendo elementos post-hispánicos que datarían las controvertidas piedras en una época moderna, muy lejos de las teorías que pretenden relacionarlas con una civilización desaparecida hace 60 millones de años.



Alquimia, parapsicología, cosmología, arqueología, mística... El grupo Hipergea, liderado durante más de veinte años por José Antonio Lamich, ha conseguido introducir en el laboratorio el misterio y lo paranormal, en casi todas sus facetas y dimensiones. Lamentándose del tratamiento que los medios de comunicación dan a estos temas, Lamich decidió apartarse del mundo de la divulgación paranormal: “Todo nuestro trabajo ha sido única y puramente por curiosidad de investigación. Jamás hemos conseguido el más mínimo beneficio, ni hemos querido dar información que no sea académica. Así otras personas, con otros medios, podrán hacer algo mejor más adelante. Todo lo demás no nos interesa”.



Una semilla que, sin duda, muchos estarán dispuestos a recoger. Mientras, en estos tiempos de extremismo radical entre el negativismo más intolerante y el sensacionalismo más ridículo, Mundo Misterioso ha creído justo reconocer a José Antonio Lamich sus más de veinte años de lucha por reivindicar el interés científico y racional de los fenómenos paranormales.



Fuente: Mundo Misterioso. http://portal.mundomisterioso.com/parapsicologia/hipergea-lo-paranormal-en-el-laboratorio.html
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