El Cordillerano de San Carlos de Bariloche (Argentina) - 26 de abril de 2000
Hace unos años que su misterio no cobra vigor, pero de todas formas hay gente que se sigue ocupando del plesiosaurio patagónico. En Internet, una revista que tiene como temática situaciones que escapan a los parámetros de la normalidad, ha reservado un sitio para varios monstruos lacustres que supuestamente, existen en diversos espejos de agua del mundo. Entre ellos figura el barilochense... El que suele aparecer cuando el viento está ausente, el cielo límpido y las aguas planchadas: Nahuelito.
No es la primera vez que la fama del animalote trasciende las fronteras argentinas. Sus hazañas fueron estudiadas en diversas oportunidades por periódicos cuya seriedad está fuera de toda duda, como el "Toronto Globe" y el "New York Post" o la mismísima revista "Newsweek. Además, no faltó el investigador que detuvo sus análisis en Nahuelito: se trata de Peter Costello, quien escribió un libro titulado "En búsqueda de monstruos lacustres", un minucioso "racconto".
"El Cordillerano" tiene en cuenta que por estos días, visitan Bariloche miles de turistas. No viene mal recordar entonces que al igual que su pariente lejano del Loch Ness, el monstruo autóctono tomó como nombre el diminutivo del lago que habita. Así, mientras el escocés es Nessie, el patagónico es Nahuelito. Las estadísticas indican que la mayoría de los avistajes tuvieron lugar a comienzos de marzo, en coincidencia con la finalización de la temporada alta.
Su presencia ha originado diversas respuestas por parte de los barilochenses e inclusive, es explotada comercialmente: no faltan las remeras y los "posters" que reproducen estampas caricaturescas del bichito. Las primeras filmaciones, que apenas mostraban algo más que líneas y ondas en el agua, fueron exhibidas muchas veces en los noticieros, pero en realidad no hacen más que ahondar un misterio que reconoce larga data.
La hipótesis que supone que el Nahuel Huapi es la morada de un plesiosaurio, comenzó a afirmarse a comienzos de los años ´20. Justamente Costello fue quien estableció que 11 años antes de la irrupción de Nessie, la búsqueda de su colega patagónico había concitado la atención internacional. La historia es más o menos conocida: en 1922, el doctor Clemente Onelli, por entonces director del Zoológico de Buenos Aires, había recibido inquietantes reportes.
Las informaciones hablaban de huellas descomunales, arbustos aplastados y maleza acumulada en las orillas de un lago que aún no tenía nombre. De acuerdo con la narración, en el espejo de agua habitaba un monstruo. El informe provenía de una persona de gozaba de buena reputación, Martín Sheffield, que había llegado a la zona persiguiendo a los célebres bandidos Butch Cassidy y Sundance Kid. El ex sheriff había visto "un animal con un cuello como de cisne, enorme. Sus movimientos me hicieron suponer que la bestia tiene un cuerpo como el de un cocodrilo".
A la caza
En realidad, Onelli había recibido reportes esporádicos desde 1897, que le hablaban de una criatura desconocida. A partir del informe de Sheffield, determinó la organización de una expedición que tendría como misión ubicar al monstruo. El emprendimiento no llegó a buen término y un tal Leonard Matters le informó a la Scientific American que el plesiosaurio "si alguna vez existió, se escabulló hacia sitios desconocidos".
Con anterioridad a Sheffield, se habían registrado otros avistajes. Quizás el más difundido haya sido el protagonizado por George Garret, que en 1910 se desempeñaba como gerente de una compañía que navegaba el Nahuel Huapi. El hombre fue reporteado por el diario "Toronto Globe", a raíz de la efervescencia suscitada en 1922, es decir, brindó su testimonio 12 años después de protagonizar el suceso.
"Estábamos virando a barlovento para entrar a una caleta, que se metía en la península. Esta caleta tenía alrededor de cinco millas de largo y una milla o algo así de ancho, y una profundidad insondable. Justo cuando estábamos cerca de la orilla rocosa, antes de virar, miré desde la popa y para mi gran sorpresa, vi alrededor de un cuarto de milla a sotavento, un objeto que parecía tener 15 o 20 pies de diámetro, que salía quizás 6 pies por encima del agua". Después de una quince minutos, el monstruo desapareció.
"Cuando le mencioné mi experiencia a mis vecinos, ellos dijeron que los indios a menudo hablaban de inmensos animales acuáticos a los que han visto de tanto en tanto", agregó Garret. Si bien el navegante aparentemente no vio cuellos de cisne desmesurados ni apariencia reptil, se considera que el relato pionero abona la teoría del plesiosaurio. Es la principal, pero no la única que circula.
No faltan en Bariloche quienes afirman que el Nahuelito es un misterioso submarino mecánico que merodea por las profundidades del lago. Es que para la Patagonia tampoco son extraños los "submarinos misteriosos". En febrero de 1960 la Armada Argentina siguió "un objeto submarino no identificado" durante 18 días, pero nunca terminó de localizar al extraño intruso. Entonces, la conexión monstruo acuático-submarino misterioso quedó establecida y no pasó desapercibida para la prensa.
La influyente revista "Newsweek" consagró la portada de su edición del 22 de febrero de 1969 al tema. "¿Fue una ballena? ¿Un platillo volador anfibio? ¿O el monstruo de Loch Ness que se perdió?" A la distancia, podría suponerse que los editores de la publicación estaban bromeando, sobre todo con la última posibilidad, pero no faltó quien la tomó en serio. Nunca falta alguien al momento de aventurar hipótesis
Un mismo bicho
En realidad, la nueva teoría había sido esbozada 9 años antes por William Rudy, hombre del "New York Post". El 17 de febrero de 1960, Rudy había firmado una nota titulada "El rally del monstruo hacia la Argentina". En ella aventuraba la ruta que habría seguido Nessie, desde su hogar escocés, hasta el poco hospitalario Nahuel Huapi. Según el periodista, el simpático animalito había abandonado el lago Loch Ness para tomar el río Ness y después de unas millas, desembocar en el Mar del Norte.
Para Rudy el viento y las condiciones climáticas empujaron a la serpiente -así la llamó- hasta el Atlántico Norte. Desde allí sólo habría hecho una larga travesía en línea recta hasta el Golfo Nuevo, en la Argentina. El periódico no explica cómo hizo Nessie para cruzar a lo ancho toda la Patagonia y meterse en el Nahuel Huapi, pero deja la sospecha sentada. Como ilustraciones, el artículo presentaba la caricatura de una serpiente acosada por un barco de guerra que arrojaba cargas de profundidad.
Existe aún una última teoría, que sostiene que el Nahuelito es producto de una mutación provocada por la radiactividad, consecuencia de las experiencias nucleares que se llevaron a cabo en la isla Huemul durante la década del ´50. Sin embargo, la hipótesis del plesiosaurio es la más aceptada. Es más, algunos estudiosos de leyendas dan por sentada la existencia de varios de estos saurios y le agradecen al Nahuelito, haber contribuido al esclarecimiento de la opinión pública. Para ellos, los monstruos acuáticos existen y no cabe ninguna duda al respecto. La leyenda permanece.
Extraído de: http://www.revistainvestigacion.com
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